martes, 29 de septiembre de 2009


La oscuridad era absoluta. A pesar de tener los ojos cerrados podía sentir que ya no me encontraba en el estacionamiento de la casa de comidas rápidas. Bajo mi cuerpo sentía una textura suave, fría, que acariciaba sutilmente mi mejilla y mis brazos acompañando la leve brisa que soplaba dentro de esa eterna noche.
No quería abrir los ojos por miedo a encontrarme frente a frente con aquel sujeto amenazador. Pero tenía que tomar una decisión, no podía estar a ciegas sin saber dónde me encontraba, si mi atacante estaba cerca, si me encontraba lastimada, o simplemente si mis compañeros de la BBC me habían encontrado.
Decidí que tenía que abrir los ojos, y lo hice.
Una luz plateada cubría débilmente una vasta llanura adornada de un frondoso pastizal verde que se mecía con el gélido viento. Sólo podía ver a unos escasos 50 metros aproximadamente, ya que el cielo estaba cubierto de nubes muy grises, pronto iba a llover, eso era seguro.
Me incorporé lentamente mientras inspeccionaba el lugar buscando algún rastro de luces provenientes de la ciudad, pero luego de diez minutos en vano, decidí ponerme en marcha. Mientras caminaba traté de telefonear a mi compañero con mi celular, pero no tenía señal y eso me ponía mucho más nerviosa. No sabía si temblaba por el miedo en sí o si era por la fresca brisa que gradualmente iba acrecentando su intensidad.
Parecía que habría pasado una hora aproximadamente y el cielo estaba ya cubierto por completo y en minutos se iba a largar a llover, por lo que comencé a acelerar los pasos dirigiéndome a un grupo aislado de árboles hasta que noté que el suelo había cambiado de textura, ya no era suave y esponjoso, era más seco, áspero como.. – Tierra!! Esto es tierra- dije sorpresivamente - no, no es sólo tierra esto es un camino.

El Cielo Relampagueó estrepitosamente y una cortina de agua cayó sobre mi cuerpo helándolo en tan solo segundos. Corrí lo más que pude hasta llegar a la base de ese enorme árbol donde me refugié en una pequeña depresión en el cuerpo del mismo y abracé mis rodillas y las coloqué contra mi pecho para darme calor. Lentamente me quedé dormida.
En mis sueños recordaba con claridad lo sucedido en ese estacionamiento. La chica inconsciente en el suelo, el sujeto tratando de hacerme callar, yo tumbada en el suelo temblando de miedo, las imágenes borrosas que me rodearon y después…… nada.

-Hey, hola!! Jovencita te encuentras bien? Despierta por favor, este no es sitio para estar descansando.
En mi fuero interno pensaba – es la voz de un muchacho o será tan sólo una ilusión?. Talvez me haya quedado dormida en la mesa esperando que mi compañero traiga los Mc.Cafés y esto fue solo un sueño-.
-Mc.cafés? que es eso?- dijo la voz de aquel muchacho- jaja que es eso mujer, por favor despierta de una vez y deja de hablar locuras.
- Que deje de hablar locuras?- pensé irritada, quien se dirige asi a un desconocido que está descansando sobre la mesa del local de comidas rápidas?- . Decidida a contestarle de mala manera, levanté la cabeza y abrí lentamente los ojos para encontrarme a un hombre de unos 25 años aproximadamente mirándome con cara burlona a unos pocos centímetros de mi rostro. Mi reacción no fue la indicada ya que le pegué un puñetazo del susto y éste retrocedió unos 3 pasos mientras se reía mezcla de alegría y sorpresa.
-Auch, eso sí que dolió, perdón por haberte asustado pero no reaccionabas- dijo el muchacho tocándose la mejilla derecha con gesto de dolor-. Siento haberte molestado, pasaba por acá y te vi casualmente, me acerqué, traté de despertarte y empezaste a decir locuras. Si vas a quedarte dormida deberías hacerlo no tan cerca del camino, hay algunos ladrones merodeando por estas tierras.
Tardé en contestarle ya que me quedé contemplando mi alrededor, un terreno inmenso con un pasto verde muy vivo, un camino de tierra húmeda a mi derecha y por encima de mí, un gigantesco árbol por donde a través de los espacios dejados entre el entretejido de hojas verdes aparecían intensos rayos de luz dorada provenientes del sol que se encontraba al parecer en mitad del cielo, por lo tanto supuse que serían aproximadamente las 12 del mediodía.- un segundo- dije sobresaltada mientras me incorporaba rápidamente- un camino? Esto no es un sueño? Todo esto es real?
No sé qué habrás soñado pero esto sí es real- se dirigió confuso aquel muchacho en tono confuso. Me acerque lentamente y le pedí disculpas por lo bajo mientras me sacaba la tierra de la ropa. Levanté nuevamente la mirada y vi que el muchacho seguía de pié sin mover un músculo. Intuitivamente supe que era lo que estaba preguntándose, por lo tanto me adelanté y le dije – Ayer a la noche me agarró la lluvia y decidí refugiarme debajo de este árbol y me quedé dormida.
-Y qué hacías en medio de la noche por estas tierras tan lejos de cualquier pueblo?- me miró confuso y con un poco de susto agregado. – Qué? Que estoy lejos de cualquier pueblo? Como es posible?- tenía muchas preguntas en mi mente, pero no podía relacionarlas, ni articularlas.
Al ver mi rostro de indignación y esfuerzo, el joven se me acercó para decirme – Sabes, yo voy para el próximo pueblo, si quieres te puedo llevar hasta allí y ahí podrás evacuar algunas dudas.
-Gracias, te lo agradecería mucho- mientras, él se dirigía por fuera del árbol para ubicarse en el camino. Yo le seguí a paso más lento y me ubiqué a su izquierda para emprender la marcha.
Pasaron aproximadamente treinta minutos cuando pude despejar un poco mi mente y me di cuenta de que no sabía su nombre, entonces giré la cabeza hacia su dirección y sutilmente me dirigí a él – Perdón, pero no sé ni siquiera tu nombre, el mío es Eva Forthnier, tengo 24 años y soy reportera.
-Uh, un gusto Eva, mi nombre es Ángelo y ayudo a mi padre en el campo junto a mis hermanos, tengo 25 años y quiero ser atleta.
Un gusto Ángelo y gracias por ayudarme, pero, que haces yendo para esa dirección?, tu campo está para allá?- dije de manera amistosa para demostrar mi confianza hacia él y de esta manera romper el hielo.
-No, el campo queda para la dirección opuesta, voy para el pueblo para recoger unas ofrendas para el festejo de la Primavera.
-Festejo de la primavera? Que festejo? – dije un poco asustada.
- En qué mundo vives? El festejo de la primavera que se celebra en el Oráculo en conmemoración a las bendiciones que Dionisio y Apolo nos brindan cada año.
- Dionisio, Apolo?, esto es un chiste, si no se hacen más ofrendas en ésta época, estamos en el 2007, acaso es alguna tradición del campo?.
- 2007? Jaja tampoco me tengas tanta confianza para hacerme chistes, si sabes bien que estamos en el año 700.
-700? 700 A.C? no, no puede ser!- mi respiración se aceleró al punto de estar hiperventilando.
- Que sucede? Porqué estas tan nerviosa? Te habrás golpeado la cabeza – dijo preocupado mientras se colocaba frente a mí y me tomó las manos.
- estoy en Grecia?- al instante vi como Ángelo asentía – en el año 700?- y nuevamente repitió el gesto. Mis piernas se debilitaron y me caí sobre mis rodillas contra el suelo. Rápidamente Ángelo se arrodilló frente a mi mientras seguía tomándome las manos con cara confusa. – Entonces, Viaje al pasado?


Luego de que me pude reponer seguimos el viaje mientras le conté todo lo que me había sucedido, mi historia, mi profesión, el acontecimiento del estacionamiento y mi encuentro con él. Al principio parecía que no me creía nada de nada, pero lentamente pareció comprenderme.
Ya comenzaba a atardecer cuando divisé un pequeño pueblo situado en lo que parecía un pequeño valle. Nuevamente con la puesta del sol frente a nosotros, el frío comenzó a sentirse otra vez, más aun comparándolo con la tibiez del sol del mediodía.
Llegamos por fin al pueblo, mis pies estaban destrozados de tanto caminar, pero parecía que a Ángelo estaba 10 puntos.- Como es que no estás cansado de tanto caminar?- dije de manera entrecortada mientras trataba de recobrar el aliento – tal vez sea yo la que no está en forma.
Ja- dijo mirando al suelo- es que estoy acostumbrado a caminar grandes distancias, esto es rutina para mi. Ok, vamos a buscar las cosas que debo recoger y luego vamos a descansar por algún lugar, vale?
Acompañé a Ángelo hasta lo que parecía un especie de templo donde algunas personas conversaban con sus típicos atuendos griegos. Ya adentro del Templo, las antorchas producían una especie de atmósfera mística, donde los contornos de las estatuas erguidas de los dioses griegos Dionisio a la derecha y El de Apolo a la Izquierda, ambos de un color mármol con expresión ausente, daban la bienvenida a las escasas ofrendas que se encontraban acumuladas en el centro de ambas deidades. Mi cara debió de ser muy chistosa ya que debería de haber tenido la boca abierta y los ojos como platos al ver frente a mi estatuas ya inexistentes en mi época, gente que sólo se veía en jarrones, monedas y pinturas de esta época. Verlos conversar en griego sobre estos dioses, hablando sobre sus familias, negocios y el verlos tan despreocupados, me despertaban cierta envidia, ya que en mi época hubiera deseado tener tiempo para disfrutar de la vida como ellos lo reflejaban frente a mis ojos.
Una voz me sacó del trance producido por el esplendor del templo, y no era nada más ni nada menos que el sacerdote del lugar que estaba hablando con Ángelo.
- Vendito sean los dioses que te traen hasta aquí Ángelo- dijo el hombre de unos 40 años, de piel blanca y pelos canosos. - Cuánto me alegro de verte y tan pronto, pensé que llegarías dentro de dos días más-.
- jaja, es que aceleré el paso y sin dame cuenta llegué más rápido de lo esperado. Incluso hubiera llegado al medio día pero me topé con esta preciosidad- me señaló con el dedo mientras yo me mostraba un poco tímida frente a un sujeto tan importante para el Pueblo.
-Hola me llamo Eva, un gusto conocerle- me incliné rígidamente denotando mis nervios.
- Bienvenida a Corintio Eva, mi nombre es Cratos, un gusto en conocerte…..-. Hubo una pausa eterna mientras Cratos inspeccionaba detenidamente mi atuendo, que a decir verdad era bastante llamativo ya que en vez de túnica como vestido tenía unos pantalones Caqui y una camisa oscura, un cinturón con el celular colgando en lugar de una faja y zapatillas en lugar de sandalias.
Al notar esta situación Ángelo intervino y le contó que me había encontrado debajo de un árbol y que mi atuendo fue confeccionado por mí misma ya que era algo inusual en esta época. Y fue gracias a ese invento que el sacerdote me dejó de mirar y se concentró en la entrega de las reliquias a mi nuevo amigo, donde se podían ver algunos alimentos, joyas como aros y pulseras y 2 botellas de vino junto con pequeñas esculturas de madera que fueron incorporados dentro de un pequeño saco que Ángelo llevaba en su mano derecha. Luego de unos minutos más, mientras los dos hablaban sobre sus asuntos, yo miraba y recorría el templo.
A los pocos minutos vuelve Ángelo con su saco lleno de las ofrendas que debía llevar a ese oráculo, pero me llamó aún más la atención un bulto que llevaba en su mano izquierda. – Que es eso que te dio Cratos?- dije señalando su mano izquierda-.
- Es Ropa para ti, ya que llamas mucho la atención con ese atuendo tan extraño, vengas del futuro o no, deberías dejar de atraer todas las miradas.
- Gracias por todo, no sé como recompensarte tan enorme gesto que tuviste todo este tiempo conmigo- noté un sonrisa muy cálida mientras le agradecía-. Dónde puedo bañarme para sacarme un poco la tierra que tengo encima?.
- Mmmm, creo que sería conveniente que te bañaras en el lago que está en el pueblo, a estas horas ya nadie circula por ahí, así que podes lavarte tranquila- mientras terminaba la frase una brisa helada circuló por la calle, causándole escalofríos. – sabes? Mejor te prendo una fogata para que no te enfermes con el agua fría- y me guiño el ojo.

Una vez que terminó de prender la fogata, Ángelo se fue del lugar para dejarme sola y tranquila mientras me sumergía en el agua helada. Al principio me resultaba imposible poder relajarme, pero una vez que el cuerpo se me aclimató no tuve problemas en disfrutar de mi momento. Todo transcurría plácidamente, con la luna como testigo y el leve chisqueo de la madera que se quemaba en la hoguera situada a escasos 20 metros de la orillas del lago. Quince minutos más tarde estaba totalmente relajada y hasta empecé a tomarle el gustito de haber viajado al pasado por obra de ese sujeto golpeador de mujeres…
Crack!..... se escucho cerca de la orilla. Al inicio pensé que era la madera por lo tanto no me voltee para mirar, pero me heló la sangre un coro de risitas por lo bajo. Me di vuelta y ahí estaban, tres muchachos de unos 18 a 20 años contemplando mi espalda desnuda.
-Tranquila preciosura, no te vamos a hacer nada, solo queremos bañarnos en el lago al igual que tu- dijo el que parecía el jefe del grupo. -Solo queremos jugar un rato y después nos vamos, solo eso. Al terminar esa frase, los tres corrieron hacia donde me encontraba con ganas de abusar de mi, podía sentirlos exaltados, ansiosos, con malas intenciones. Por eso hice algo que jamás creí que haría, Gritar. Grité con tantas fuerzas que se rompió la calma del lugar.
-Auxilio!! Ayúdenme!!.
Las risas de los muchachos se escuchaba a escasos metros, mientras intentaba cubrir mi cuerpo con una porción de tela que tenía a mano para lavarme la cara. Pero claro que un trozo de tela iba a detener a 3 bestias que comenzaron a tocarme el pelo, los hombros, intentando hacer dar la vuelta. Yo me resistía con todas las fuerzas, pero mucho no podía resistir. Cuando ya no podía mantenerme más alejada de sus manos, un extraño sonido cruzó el campo y como una ráfaga de aire me sacudió con tal intensidad que el paisaje y los agresores pasaron a otro plano, siendo pequeños colores que se diluyeron a la velocidad del sonido.
En un segundo me encontraba a 100 metros de donde estaba, contemplando las espaldas de los 3 hombres que confusos sostenían el trozo de tela que llevaba segundo antes en mi mano.
-Estas bien?- dijo una voz familiar a mi lado. Era nada más ni nada menos Ángelo que estaba furioso.
- Co… Cómo hiciste para llegar tan rápido? Y cómo es que yo llegué acá en un segundo- mis preguntas alertaron a los cerdos que se encontraban en el lago que se dieron vuelta y con cara de confusión se acercaron rápidamente hacia nosotros. – Puedo sentirlos, están furiosos, más que eso, están desesperados.
- En serio? Jaja, no te preocupes esto me va a tomar 2 segundos como mucho- dijo mientras palmeaba mi hombro. – mejor vístete antes de que te enfermes.
Antes de poder decir algo, vi como se desplazó lo que parecía un trazado de colores representados por la ropa de mi héroe, a una velocidad descomunal. Surcó por delante de los tres sujetos y nuevamente volvió a mi lado.
- Tan sólo 2 segundos como te dije- reía mientras observaba a sus rivales tumbados agarrándose el vientre.
Antes de que pudiera preguntar que había hecho él se me anticipó. – Puedo correr a gran velocidad como puedes ver, y simplemente les golpee en el estómago a cada uno para inmovilizarlos.
-Qué? Es un chiste?- miraba a los sujetos mientras me tapaba con la túnica.
- No claro que no, es una habilidad que descubrí hace un año y medio aproximadamente. De un día para otro mientras entrenaba empecé a correr cada vez más rápido hasta lo que acabas de ver-. Luego te lo explico, primero quiero verlos cara a cara a cada uno de estos.
Lentamente nos acercamos mientras éstos se incorporaban del suelo. Al ver a Ángelo, todos retrocedieron hasta adentrarse en el agua con caras de pánico. – Por favor no nos haga nada, lo sentimos mucho.
Mientras Ángelo se acercaba a ellos, pude sentir el temor que tenían y decidí intervenir. – Alto Ang!! No les hagas nada más están muy asustados.
- Y deberían estarlo por querer hacer algo horrendo, en nombre de Zeus que mentes tan podridas – gritó Ángelo.
- Déjame hablar con ellos y no intentes detenerme están muy atemorizados como para hacerme algo ahora-.
- No creo que sea buena idea-.
- Déjamelo a mi, sé hablar con las personas.
A pesar de que intentaba hablar con ellos, no recibía respuesta alguna de su parte, por lo que decidí simplemente desear que se tranquilizaran. Lentamente y uno a uno comenzaron a relajar sus músculos y borrar sus rostros tensos hasta alcanzar una actitud mucho más relajada. Luego de eso se incorporaron y antes de que pudieran hacer algo, Ángelo dio un paso y gruñó como un monstruo de caricaturas, pero fue suficiente para hacer que huyeran despavoridos hacia el pueblo.
-Pero qué hiciste? No viste que se habían relajado?
- Pero qué hiciste tú, que me borraste todo el enojo de mi cuerpo y me dejaste muy tranquilo.
-Yo? Pero si el bicho raro eres tú- dije de tono burlón. Porqué no nos vamos a dormir que fue un día muy largo.
-Está bien, está bien, pero me parece que no soy el único especial de por aquí.
Lentamente nos fuimos hacia el pueblo mientras ardían los últimos maderos de la fogata.
-….
-Me llamaste Ang?-

Ja ja ja ja

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