domingo, 18 de octubre de 2009



Pasaron como 40 minutos hasta que llegamos al pié de una colina desde la que descendían unas escaleras talladas de piedra blanca y adornadas a ambos lados por enormes columnas de las que se podía apreciar extrañas escrituras.
-Dios mío. Así que esta es la entrada del oráculo de Delfos?- mirando para arriba.
- Si, esta es la entrada, por fin llegamos- poniendo sus manos a ambos lados de su cintura y respirando profundamente.
- Pero me parece que llegamos muy temprano- viendo la luna que se encontraba todavía en el centro del cielo brillando intensamente.
-Creo que tenés razón, quizás deberíamos descansar un poco y cuando salga el sol visitamos al oráculo- dijo tocándome el hombro.

Ya el sol había despuntado y bañaba con su luz todo el valle dejando ver un paisaje impensado. Pero no fue el sol lo que me levantó sino un tenue murmullo que provenía delante de nosotros.
-Miren a esos dos, deben de haber llegado muy temprano. Deberíamos levantarlos?- dijo una mujer.
Lentamente me levanté y agradecí el gesto de las 7u 8 personas que nos rodeaban. Luego me voltee y sacudí enérgicamente el hombro de Ángelo para levantarlo, pero parecía imposible hasta que una patada en el trasero lo logró.
-Hay mujer! Como me golpeas as.. – se calló al ver la escena que estaba haciendo frente a los extraños.
-Bueno parece que ya se puede ir a visitar al Oráculo por lo visto- afirmaba mientras se sacudía la ropa que estaba llena de tierra.

Subimos lentamente junto con el resto de la muchedumbre hasta la cima del monte donde había un inmenso jardín lleno de flores de todas las especies y colores y en el centro del mismo una imponente estructura circular rodeada de columnas. Dentro de ellas se podía ver un enorme cortinado de seda blanca que se movía con el viento. Además, salía un perfume dulzón y una tenue música, parecido a un instrumento de cuerdas.

Los minutos pasaban mientras la gente se acomodaba en torno al templo y la impaciencia se percibía en el aire. La multitud hablaba fuertemente hasta que las palabras se detuvieron cuando un sujeto con una túnica oscura salió del interior del recinto. Miró atentamente al público hasta que se dio media vuelta y con un ademán indicó a alguien que se encontraba adentro, que saliese.

Una mano apareció entre el cortinado y lentamente una figura de mediana estatura apareció, pero su rostro estaba cubierto por una máscara. Por cómo la gente respondió inclinándose, inclusive Ángelo, pude entender que ese sujeto que tan misteriosamente se presentó era muy importante.

Mientras reinaba el silencio, se podía apreciar como el rostro del sujeto giraba al tiempo en que contemplaba al gentío, hasta que se posicionó sobre mis ojos. Duró varios segundos y luego apartó la mirada, se dio media vuelta y se adentró nuevamente al templo, pero previamente se dirigió al sujeto de túnica oscura y éste asintió.

Un minuto después, aquel sujeto dijo en voz alta y Clara dos nombres…
-Eva y Ángelo, por favor preséntense y vengan hacia aquí.
Tanto Ángelo como yo, nos miramos confusos y luego de la segunda llamada, ambos de un salto nos pusimos de pié y con paso robótico nos dirigimos al centro mientras la gente nos miraba con disgusto. Una vez en las escaleras del recinto, el sujeto nos miró y dijo.
-“el señor los está esperando”- mientras se reclinaba.

Corrimos las cortinas y observamos absortos el templo. La luz ingresaba desde el centro del techo donde un círculo decorado por unos rayos de sol iluminaba todos los objetos de oro que se encontraban allí adentro. Dos sirvientes estaban en lo más profundo del recinto y dos guardias a nuestras espaldas. De pronto me distraje al escuchar una suave tonada, la misma que se escuchaba desde el jardín del oráculo. Era una hermosa mujer que estaba sentada en un taburete mientras tocaba una hermosa arpa de oro el doble de grande que ella. Y por último, él, sentado en una especie de diván debajo del enorme círculo del techo bañado por la luz, rodeado de flores y algunas bandejas con frutas “típica de los griegos”, pensé.

Nos arrodillamos esperando la palabra del oráculo:
-Bienvenidos Eva y Ángelo, los estaba esperando- dijo de manera calmada.
Ambos nos miramos ya que no escuchábamos nada por la música, por lo que ambos pusimos cara de confusión y dirigimos la mirada hacia la muchacha del arpa.
-Ejem, Bienvenidos Eva y Ángelo, los estaba esperando- dijo más fuerte.
Misma situación. Le hicimos un gesto tocándonos los oídos y negando con la otra mano.

Al parecer el “enmascarado” se dio cuenta y levantó la mano para detener la canción, pero fue en vano ya que la compositora estaba tan concentrada que tenía los ojos cerrados. Entonces el sujeto nos hizo una seña de que esperemos, se dio media vuelta y tomó una manzana de la frutera y volvió a voltearse a nuestra dirección. Sin mirar hacia donde se encontraba la muchacha, levantó su mano y arrojó con fuerza la manzana que impactó con un ruido sordo en la cabeza de la arpista.
-Idiota, que te pasa!-. Mientras se frotaba la frente, acaso te afectó el sol?.
-Qué?-. Me parece que a vos el perfume te llegó a la cabeza Rena, no ves que acá hay dos personas y tú me estás humillando de esta manera?-. La voz era más aguda de lo que imaginaba, típica de un adolescente y no un adulto. (Cuantos años tendría, pensaba para mis adentros).
- Bueno- dijo mientras se daba vuelta y nos miraba-. Antes que nada quiero pedirles disculpas por la inepta de mi compañera que no sabe comportarse. Mi nombre es Onei…- PAF!
La manzana golpeó la cara del oráculo y la máscara cayó al suelo dejando ver a un chico adolescente de cabello oscuro y ojos claros.
-Eso dolió- mientras dirigía su mirada hacia la Rena que estaba riéndose por lo bajo-. Ejem, mi nombre es Oneiros y no saben lo ansioso que estaba por conocerlos.
- Como? Que nos estaba esperando desde hace tiempo?-. Dijo Ángelo mientras arqueaba una de sus cejas.
-Si, pero antes-. Miró a sus sirvientes y guardias para que saliesen y lo dejaran a solas. Al igual que ustedes, yo también fui bendecido por los disoses.
-Entonces tienes poderes?- Preguntaba Ángelo mientras dejaba su postura inclinada y se acomodaba el hombro y mientas intentaba de descontracturarse.
-Así es, yo también tengo un poder y gracias a eso supe que ustedes vendrían para acá.
-Un momento- dije mientras me paraba rápidamente-. Usted dijo que tenía poderes igual que NOSOTROS?. Esta diciendo que yo también tengo poderes?,
- Que? No lo sabías?- se acercó hasta a mi y me tomó la mano-. Qué sientes en este momento? Que percibes en el ambiente?.

A pesar de no entender mucho de lo que estaba diciendo, cerré los ojos y me concentré. Al principio no sentía nada, pero repentinamente un manojo de sensaciones llegó a mi..
-Siento Curiosidad, Ansiedad, Miedo, Esperanza y Dolor- dije pausadamente mientras trataba de expresar lo que sentía.
-Jaja, así que todo esto está pasando por estos alrededores?- Oneiros me tocó el hombro y se inclinó para verme de frente, era más alto de lo que parecía-. Yo soy culpable de la ansiedad que sentiste.
- Y yo de la Curiosidad- dijo Rena que tenía una voz angelical.
- Pero porqué siento estas cosas?- pregunté.
-Ese es tu poder, puedes sentir las emociones del ambiente dentro de ti- me dedicó una sonrisa y sus ojos se achinaron un poco.
- Lo sabía, sabía que tenía un poder al igual que yo, eso que hiciste el otro día no era normal- Ángelo se tocaba la frente.
- El otro día en el lago, cuando intentaste calmar a esos muchachos- afirmaba Oneiros-. Yo también lo vi y debo decirte que es el mejor ejemplo de tu habilidad. En ese instante seguramente deseaste que se tranquilizaran y así sucedió, no es así?
-Ahora que lo dices, tú me dijiste que te sentiste muy tranquilo, incluso que toda tu ira se había desvanecido en un instante- me dirigí a Ángelo.
-Así es, fue como si una atmósfera de tranquilidad cubría el ambiente- afirmó.
-Entonces no solo puedes sentir las emociones, sino que también puedes controlarlas. Interesante- Dijo Oneiros mientras sonreía.
- Y cuál es su habilidad joven?- le retiré la mano.
- Mi especialidad es la Precognición Onírica.
Cri cri, Cri cri.
.
.
.
-Significa que tiene visiones del futuro a través de los sueños- Dijo desde el otro lado Rena que se mantenía sentada en el taburete.
- Entonces nos has visto llegar en tus sueños?- pregunté.
- Acertaste, por eso sé de ustedes y sus habilidades y es por la misma causa de que necesito pedirles un enorme favor- Dijo con un tono de vergüenza en su rostro.
- Un favor?- Dijimos los tres presentes en el templo.
- Así es, tuve una visión del futuro- su rostro se empalideció repentinamente mientras daba media vuelta y se sentaba en su diván.

Hizo un pequeño gesto y golpeó con su mano derecha haciendo entender que quería que nos sentáramos con él. Una vez que nos sentamos, El joven Oneiros dijo un poco cabizbajo y con voz entrecortada.- La verdad es que este sueño es medio confuso pero básicamente se podía apreciar la ciudad más grande de Grecia, Athenas, siendo desintegrada , la gente gritaba y con mucho dolor comenzaba a sangrar profusamente mientras otras del mismísimo horror y dolor se auto flagelaban. El fuego era intenso y eterno, parecía como si el Hades se hubiese aparecido en la ciudad convirtiendo a la misma en un infierno.
Todo quedó en silencio mientras intentaba imaginarme la visión. No podía creer que eso iba a suceder en Athenas, la ciudad cuna de toda la civilización.
-Uh!- (de toda la civilización) pensé. Si eso iba a suceder, entonces todo el desarrollo en la astrología, medicina, tecnología, filosofía, arte, música, lengua, todo desaparecería y el futuro sería diferente a lo que conozco, vaya uno a saber qué sucedería.- Debemos detener eso, pero como?- dije decidida.
- Debemos?, le crees a esa visión tan inexacta?- dijo Ángelo con la voz un poco quebrada-. Es más, ni siquiera es seguro que suceda.
- Puede ser, pero los vi a ambos junto a mí y a otros sujetos intentando detener tal situación- levantó la cabeza-. Y si vinieron aquí es por algo más que traerme las ofrendas de los pueblos del sur, seguro que es el destino que nos haya juntado aquí.

Pasó aproximadamente una hora cuando el señor de la túnica oscura entró al templo para hablar con Oneiros, sin antes sorprenderse de que estuviéramos sentados a su lado con tanta naturalidad.
-Señor, debo decirle que la gente se está impacientando allí afuera.
- Gracias Phyneas, en un momento termino la reunión- dijo amablemente-. Antes de que vuelvas al exterior, podrías traerme el saco para guardar las ofrendas?
- Enseguida- Dijo mientras salía y volvía con el saco de tela blanca que se lo depositó en las manos sin antes mirar de reojo a nosotros dos. Y luego se marchó.
- Muy bien, ya es hora- se levantó y se miró a su alrededor.

Ángelo y yo nos paramos juntos y esperamos el saludo del joven, pero eso no sucedió. En vez de eso, comenzó a juntar la ropa que estaba guardada en un cofre de metal, también juntó una par de frutas de su bandeja de plata, unas monedas cuidadosamente escondidas en un mueble y también un par de pergaminos y abrigo. Inmediatamente se dirigió a la parte posterior del templo con el saco al hombro y se detuvo en seco y se volteó para dirigirse a nosotros.
-Acaso no vienen?- preguntó.
-Q... qué?- dijo Ángelo.
-Acaso no entendieron lo que les dije? , Vamos a ir hacia athenas a detener el desastre o no?- preguntó mientras corría las telas para observar si había alguien observando.
- Pero, si no nos preguntaste nada aún- dije-
- Jaja, es que como en mi visión ya estábamos viajando los cuatro, interpreté que se unirían.
- No dijimos que no, pero nos tomó por sorpresa esta decisión- le contesté, mientras Ángelo me miraba y mostraba en su mirada decisión de acompañarlo-. Pero porqué dijiste los cuatr…
Algo me empujaba con fuerza en la espalda al igual que a Ángelo, hasta que su voz la delató.
-Sí, los cuatro nos vamos de acá- dijo Rena con dos pequeños morrales cruzados a cada lado de la cintura-. Qué, creían que iba a dejar a mi señor ir solo
- Qué decisión tiene esta chica- dijo Riendo Ángelo mientras Oneiros gesticulaba una hermosa sonrisa.

El silencio se veía opacado por los rezos y cánticos del ruidoso público, mientras Phyneas se adentró al templo para ver qué es lo que estaba pasando que su señor no salía. Y era por la simple razón de que ya no había motivo para quedarse allí, ya que el destino comenzó a mover sus engranajes. Esta máquina ya se puso en marcha.

Un grito se escuchó en el Oráculo que acalló a la gente- LO HAN SECUESTRADO!!!.

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